viernes, 26 de noviembre de 2010

EN DEFENSA DEL VOTO VOLUNTARIO


POR: Ximena Vásquez (Alumna de 4º año Trilce Roma)

Quisiera dar inicio a mi argumentación con una pregunta: 

SABEMOS VERDADERAMENTE ¿QUE ES UN DEBER Y UN DERECHO?

Debemos considerar el DERECHO como una conducta jurídica facultativa, es decir, propia de las relaciones sociales existentes. Por el contrario el DEBER es una obligación impuesta por el estado para regular y asegurar la convivencia política.

En ese sentido ambos conceptos son antagónicos y complementarios mientras el primero reconoce la libertad responsable el otro restringe o limita la idea de libertad como bien individual.

Pero, cuando hablamos de libertad de elegir o tomar decisiones políticas, el electorado, dentro del actual sistema, se siente coaccionado y es arrastrado a participar de una fiesta electoral, de la cual la gran mayoría no tiene conciencia de la importancia del acto que van a realizar.

¿CUÁN DEMOCRÁTICO ES OBLIGAR O COACCIONAR AL ELECTORADO?
¿Y CUANTO APORTA UN ELECTOR, NO FORMADO DENTRO DE UNA VERDADERA CONCIENCIA CIVICA?

Debemos reparar en estas dos preguntas para entender la importancia que adquiere el voto libre, dentro de nuestro sistema.   

En síntesis el voto voluntario es consistente con el sistema democrático y el Estado de Derecho. No es sustentable la existencia de derechos cuyo ejercicio sea obligatorio, puesto que los mismos por definición son facultativos.

Si bien existen derechos no renunciables (como los laborales) no existen derechos que a la vez constituyan deberes, lo cual constituye una contradicción en si misma.

Tal como una persona podría ejercer un derecho, podría también no ejercerlo, y ello no debería generar afectación alguna al mismo. A ello debemos agregar que es evidente que la existencia de derechos obligatorios vulnera el derecho a la libertad individual.

El voto voluntario favorece la calidad del voto. Vale decir, permite que quien vote lo haga porque ha efectuado una decisión razonada que lo lleva a decidir ejercer su derecho al voto. Muchas personas votan porque efectivamente se les obliga a hacerlo, sin haber realizado previamente un análisis respecto de sus reales preferencias, decidiendo en general en el último momento, incluso el mismo día del sufragio. 

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