lunes, 29 de octubre de 2012

REVOCATORIA Y CALIDAD DE LA DEMOCRACIA



POR: FERNANDO TUESTA SOLDEVILLA
Ahora que existe un inusual entusiasmo sobre las revocatorias, particularmente en Lima, es bueno ubicar este mecanismo democrático en un contexto más amplio. Las revocatorias forman parte de un paquete de instituciones llamadas Mecanismos de Democracia Directa (MDD). A diferencia de países como Suiza o algunos estados de EE.UU. o Uruguay, en gran parte de América Latina la implementación de los MDD fueron consecuencia de las críticas a la democracia representativa.
Una primera visión fue la de introducir un complemento a una democracia concebida como limitada y formal. Los MDD ofrecían esta posibilidad de participación ciudadana. La idea central era que con la participación y control ciudadano la democracia adquiría una calidad mayor. Esta visión estuvo, sobre todo, alimentada y sostenida por la izquierda latinoamericana, que veía con entusiasmo el camino a una democracia directa y participativa.
Una segunda visión, distinta y distante de la anterior, era aquella que criticaba y responsabilizaba al sistema partidista imperante como causante de las limitaciones de la democracia. Esta visión estuvo encabezada por presidentes carismáticos, con rasgos autoritarios, como Alberto Fujimori, posteriormente seguido por Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales. Estos proyectos, a su vez reeleccionistas, acusaban a los partidos políticos de haber traicionado los reales intereses de los ciudadanos, por lo que los MDD eran los apropiados para relacionar adecuadamente a éstos, con el poder. Se configuraban así los contornos de una democracia plebiscitaria.
En nuestro país, de los MDD tan solo el referendo se usó en dos oportunidades en el siglo pasado: Benavides (1939) y Fujimori (1993). Es justamente al amparo de la Constitución aprobada en este último referendo, que se promulga, en 1997, la Ley de Control y Participación Ciudadana (26300), que amplía los MDD, incorporando figuras nuevas como la revocatoria del mandato de autoridades regionales y municipales, iniciativa de reforma constitucional y legislativa, demanda de rendición de cuentas, entre otras. De este conjunto de mecanismos, ha sido la revocatoria la más utilizada.
 Luego de casi década y media de promulgada la ley, se han realizado seis procesos de revocatorias y, salvo en el 2005 que se realizaron en dos oportunidades, el JNE ha convocado una vez, en cada año.
A estas alturas, la pregunta clave es si con las revocatorias ha mejorado la calidad de la democracia y su representación. Una aproximación a la información disponible señala que, en la gran mayoría de los casos, se trata de una iniciativa promovida por los perdedores de las elecciones. Existe una resistencia a aceptar los resultados electorales, en el marco de las reglas del juego. Se utiliza así, la estrategia de todos contra el ganador.
Por las dificultades derivadas del recojo de firmas, sólo en cinco casos se han realizado en provincias, todas de poblaciones pequeñas. El resto han sido distritos, ubicados mayoritariamente en la sierra y zonas rurales de menos de 5 mil electores.
Poblaciones en las que los recursos son escasos y el presupuesto también. Estos procesos alejados de la capital, no merecieron gran cobertura de los medios. Pero en estas poblaciones la revocatoria produjo un tenso clima articulado alrededor de los grupos en conflicto a favor y en contra de la autoridad local. 
El temor de las autoridades municipales de ser revocadas ha llevado incluso al uso indebido de los recursos públicos para defender sus respectivas gestiones. Por cierto, en no pocos casos, estos procesos de conflicto activaron actos de violencia. 
Los casos en que las autoridades municipales fueron revocadas han ocasionado que transiten hasta tres alcaldes en un solo período de gobierno municipal, sin ninguna posibilidad de hacer una gestión seria.
En consecuencia, más allá que se realice o no revocatorias en Lima, la realidad de su implementación merece ser evaluada y discutida como eficaz mecanismo de mejora de la calidad de la democracia.

miércoles, 25 de julio de 2012

DESFILES ESCOLARES MILITARIZADOS



Ser militar es una profesión como ser médico, guía de turismo, agricultor, profesor o artista, cada uno de los cuales requiere entrenamiento y prácticas profesionales particulares que siguen ciertas técnicas y normas de conducta. Hay distinguidos peruanos en cada una de las tantas profesiones.

Sin embargo, históricamente -y debido a la continua presencia ilegal de militares en el poder por gobiernos militares- el Estado ha pretendido hacernos creer que la actividad profesional de los militares es la que mejor simboliza el amor a la patria y la disciplina de vida, con lo que han desvalorizado subliminalmente todas las otras actividades. Es decir, desde el punto de vista de los valores, el amor a la patria y la defensa de la nación, se propone que ser militar es una actividad superior a todas las otras y por ello las festividades patrióticas tienen que resaltar esa supremacía, inclusive entre los escolares. Para ello se les inculca (equivocadamente) que deben participar en desfiles escolares con el formato militar, como expresión suprema de identificación y expresión patriótica.
Eso es discriminatorio y ofensivo para quienes desde la vida civil trabajan en distintas ocupaciones con gran amor, pasión y disciplina, a fin de construir una sociedad peruana más sana, educada, justa, inclusiva y ganadora, por lo que debe ser modificado sin que implique desconsideración alguna hacia los militares adultos que hacen su vida militar como profesionales.
Por lo demás, en cuanto a la defensa nacional y la construcción de la democracia y el estado de derecho, me pregunto si la injerencia en las escuelas de ideologías totalitarias criminales como el senderismo será exitosamente enfrentada formando y marchando militarmente al son de un oficial autoritario y gritón; o si, alternativamente, se logrará más estudiando y cultivando el intelecto y los afectos con la mayor libertad y sentido cívico, de modo que se garantice que los jóvenes estén preparados para dar el combate ideológico contra las ideas subversivas y por la construcción cívica de una democracia sólida.
Hace bien el Ministerio de Educación al prohibir el uso de horas de clase para ensayar estos desfiles escolares y animar a los colegios a que escojan otras maneras de celebrar las festividades patrióticas, con actividades recreativas, artísticas, culturales, deportivas y tantas más, propias de la sociedad civil.*
Harían bien también los municipios en ingeniárselas para que esta celebración no incluya formaciones y desfiles escolares militarizados.
 Artículos afines en: 
* Por considerarlo de interés adjunto la entrevista al ViceMinistro de Educación Idel Vexler, quien habló sobre el mismo tema en la edición de El Comercio del 16 de julio del 2010

martes, 24 de enero de 2012

SUSANA VILLARÁN: PLANIFICACIÓN VS POLITIQUERÍA


La planificación es esencial en la gestión pública, es muy importante que se planifiquen las acciones para evitar inadecuadas intervenciones, conflictos, gastos excesivos, especulaciones y corrupción.

Cuando una ciudad, como Lima, ha sido acostumbrada a la inmediatez de mega obras  (abundante cemento) sin pensar mucho, motivados por intereses políticos más que bienestar urbano, entonces se explican los reclamos a Susana Villarán: no trabaja, es ociosa, !revocatoria¡.

Parece ser que, aquellos que cuestionan la gestión de Susana están pidiendo ¡más cemento por favor! como caiga, atropellando a quien se ponga al frente (la oreja de la UNMS, por ejemplo), duplicando o triplicando la inversión inicial (como la vía expresa Grau), enrejando parques, eliminando veredas, clausurando espacios culturales, cobrando por el ingreso a espacios que antes fueron públicos, cuellos de botella como en Javier Prado, es decir, ametrallar a mansalva con obras que se vean, sean observables, estimulen el recuerdo al momento de emitir el voto; en otras palabras obras para la platea que se encargará de satisfacer apetitos políticos futuros. En nuestra sociedad contemporánea, prima el cinismo de decir "que robe... pero que robe poco y que haga".   

Susana Villaran ha cometido errores, por ejemplo, tardar en convocar el equipo multidisciplinario que hoy está a cargo de la planificación urbana de la ciudad de Lima. Pero el esfuerzo que está haciendo para que el desarrollo urbano de la ciudad sea coherente, responsable, inclusivo y democrático debe ser reconocido. Nadie puede cuestionar la capacidad profesional del entrono de Susana, confiemos que la planificación tendrá resultados para tod@s.       

PARTE 1


PARTE 2
PARTE 3